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LA CONVERSACIÓN

Es la relación interhumana por medio del lenguaje, que se expresa mediante la palabra, la audición y la comprensión del significado de lo que se dice. Debe haber una influencia mutua entre los participantes.

 

La conversación es, pues, un instrumento central en el ámbito de la educación, el asesoramiento y la enseñanza. Es necesaria para poder intercambiar pensamientos, compartir sentimientos y anhelos, y ofrecer

información. Además de la lengua hablada, la mímica, los gestos y los movimientos del cuerpo

(Véase Lenguaje de signos) desempeñan, dentro de la conversación, una importante función.

 

Características

 

Cuando la conversación se inicia, es importante no interrumpir para dar el propio punto de vista o aconsejar. Como es lógico, esto no significa que el interlocutor deba monopolizar la conversación. Hay personas que hablan de sí mismas, lo que nuca es acertado. Pero si ese no es el caso, no hace falta desviar el tema o dar por acabada la conversación, lo mejor

es disfrutar de la oportunidad de charlar, que además es un buen ejercicio para ponerse a prueba y vencer los miedos.

 

En una conversación hay que evitar hacer preguntas sobre la vida privada del interlocutor. No sólo porque la pregunta puede quedar sin respuesta, sino porque al indagar sobre temas personales posiblemente no se sepa conducir la conversación. El objetivo de una conversación no es ni debe ser conocer la biografía del otro, sino mantener un contacto agradable en el que ambas partes disfruten. En todo caso, primero se debe escuchar lo que el interlocutor tiene que decir y luego se podrá hacer alguna pregunta. Así como es importante que la persona con la que se conversa no se sienta en ningún momento intimidada, hay unos principios básicos que se deben tener en cuenta para que una conversación sea amena y accesible:

 

• No esperar a que los demás capten segundas intenciones, ironías o determinados juegos de palabras que a veces se emplean para

parecer más interesantes. La sencillez del lenguaje siempre es mejor recibida y causa un impacto más favorable.

• Ser breves con el fin de animar al interlocutor. Recordar que conversar no es lo mismo que pronunciar un discurso o decir todo lo que se piensa en el menor tiempo posible.

 

• Adaptarse a la situación y al contexto. Esto, aunque parezca obvio, no siempre es comprendido por quien lleva una vida exclusivamente programada. Por ejemplo, en un ambiente de ocio, puede resultar inapropiado e incluso chocante iniciar una conversación sobre la cotización de los valores en la Bolsa o intentar hablar sólo y exclusivamente de un tema que se domina especialmente.

 

• Evitar confundir personas, datos, fechas o acontecimientos, pues conversar no se reduce a participar a cualquier precio.

Fórmulas para mejorar la conversación

El humor

 

Emplear el humor en una conversación puede servir para:

• Calmar la ansiedad

• Cambiar de argumento simplemente

• Disimular una sensación negativa

 

De todas formas, siempre hay que ser cuidadoso con el humor para evitar dar una mala imagen y no sugerir erróneamente hostilidad.

 

El siguiente ejemplo es una muestra de lo que no se debe hacer:

• ¿Te has dado cuenta de que a Fernando lo han enviado a la sección de archivos? - le dice Juan a su compañera de trabajo.

 

Patricia sorprendida por la pregunta responde

 

• No

 

• ¿Sabes por qué? - vuelve a preguntar Juan

 

Patricia sin saber a dónde quiere llegar su compañero, responde de nuevo, no, no lo sé. Juan, en tono de burla, al fin responde

 

Porque debido a su baja estatura el único sitio donde puede estar a su altura es en el subsuelo.

Si lo que desea es emplear el humor, lo ideal es evitar fórmulas que aludan directamente a cualquier tipo de defecto de las demás personas. Si se quiere a toda costa bromear, lo mejor es hacerlo con un amigo y no aludir a nadie ajeno que pueda sentirse ofendido.

Hacer preguntas

 

Las preguntas son útiles cuando la conversación se desvía de un tema central, se producen silencios prolongados o tiende hacia el aburrimiento. Dichas preguntas sólo tienen que estar relacionadas con las afirmaciones y quejas que se plantean durante la conversación, con el objeto de no hacer el ridículo o hablar de cosas que no interesan a nadie.

Si se quieren utilizar para retomar el control de una conversación, se puede optar por preguntas abiertas o cerradas.

 

Las preguntas abiertas son útiles para descubrir las necesidades y los pensamientos del interlocutor, indagar sobre algún problema, conocer detalles acerca de un determinado suceso o, simplemente obtener más información. Formular una pregunta abierta casi siempre permite conseguir una respuesta donde hay más elementos descriptivos. Por ejemplo, se puede preguntar:

• ¿Qué te parece tal o cual cosa?

• ¿Qué opinas de este tema?

• ¿Qué podríamos hacer para mejorar tal asunto?

 

De todas formas, hay que tener presente que el uso abusivo de preguntas abiertas,

puede dilatar una conversación indefinidamente si en algún momento no se recurre a una pregunta cerrada para recibir una respuesta corta y rotunda, como una negación o una confirmación. Estas preguntas son del tipo:

 

• ¿Crees que es posible resolver este tema?

• ¿Crees que es mejor esperar nuevos acontecimientos antes de tomar una decisión?

 

Como se trata de lograr el equilibrio entre unas y otras, solo la práctica y el sentido común permitirán saber en qué momento es mejor utilizar las primeras o las segundas a fin de que el interlocutor no monopolice la conversación o, por el contrario, se sienta permanentemente interrogado.

No temer los silencios

 

Independientemente de cual sea el tema de conversación es importante observar con mucho detalle todo lo que pasa, tanto mientras se está hablando como cuando se atiende al lenguaje no verbal; y en especial fijarse en los silencios.

 

Cuando se trata de una conversación directa o una conversación telefónica, estar atentos a los silencios sirve para obtener indicios claros sobre sí es mejor continuar con el tema o ha llegado el momento oportuno de cambiar el rumbo de la conversación.

 

En cierto modo, el silencio puede ser efectivo si seaprovecha la ocasión para hacer referencia a cosas agradables, con lo cual se da cierta agilidad a la conversación o se despierta el interés del interlocutor.

 

No se trata de "tapar" estos "tiempos muertos" para hablar de temas intranscendentes como el clima, sino de dar un espacio a un tema de interés común.

Claves para una conversación exitosa

No criticar, ni condenar, ni quejarse.

 

Alguien dijo: “Si quiere recoger miel, no de puntapiés a la colmena”. La crítica es inútil porque pone a la otra persona a la defensiva y la lleva a justificarse, despierta resentimientos, desmoraliza y no corrige. En lugar de censurar a la gente, hay que tratar de comprender; es más provechoso e interesante.

Demostrar aprecio, honradez y sinceridad.

 

A todos nos interesan más las personas que nos atienden y escuchan, todos deseamos sentirnos importantes. Por eso, la mejor forma de despertar el interés en los otros es mediante el aprecio y el aliento. Está claro que la adulación gratuita no da resultados con la mayoría de la gente ya que es algo hueco y falso; la diferencia entre una muestra de aprecio y la adulación es bastante sencilla: una es sincera, la otra no. Por otro lado, hablar de lo que le interesa al otro hará que la conversación avance positivamente ya que el interlocutor se sentirá importante.

Evitar discusiones.

 

En cualquier conversación hay que evitar los momentos de tensión. Aunque se pueda lograr a veces un triunfo, a la larga este es ficticio, porque jamás obtendrá la buena voluntad del contrincante. Lo mejor es aceptar el desacuerdo y buscar aquellas áreas donde puede haber puntos en común. Y por supuesto, hay que dejar aplazada cualquier lucha de poder, se debe mostrar respeto y jamás se le tiene que decir a una persona que está totalmente equivocada.

Comunicación Asertiva

 

Escuchar, escuchar, escuchar.

 

Saber escuchar significa interesarse, ser paciente, atento… ¿Cómo descubrir lo que la otra persona quiere decir realmente? Esto parece sencillo y natural, pero pocos lo hacen. AL escuchar hay que concentrarse en la forma de hablar del interlocutor y en las palabras que emplea, y no en lo que se quiere oír.

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